domingo, 26 de septiembre de 2010

Ser o no ser


Esta frase de Hamlet, me da vueltas desde anoche cuando me puse a pensar en esta entrada. “Ser o no ser: es la cuestión” Y más bien, discúlpeme señor Shakespeare, la cuestión en este comentario es ser o no ser engrupida, o más bien si tomar el rol activo o pasivo en esta situación.

Siempre hay uno de los dos que se engrupe al otro, admitamos que normalmente, son los minos a las minas. En mi caso, siento que siempre soy yo la que tengo que engrupir y cuando se me da la oportunidad de que me engrupan, me siento hasta emocionada. Así que dejo que el mino en cuestión jure de guata que yo estoy cayendo redondita, pero como buena estratega en el arte de engrupir, tengo claros todos sus movimientos. Me gusta verlos así, lo encuentro hasta tierno, pero creo que uno sabe con que tipo de gente está tratando, solo que la mayoría se hace la loca ignorando la vocecita interna que dice “flaca, te está engrupiendo”

Creo que el tema de engrupir, va más allá de la atracción que se siente por la otra persona. Creo que es netamente una cuestión de ego y decir “yo puedo”, lo que pase después que uno tenga la tarea completa, ya es otro tema. Tener este pensamiento, tiene un problema ¿Qué pasa cuando las que yo llamo tácticas, son simplemente manifestaciones de la personalidad del personaje? Me refiero a que cuando el "engrupidor" hace algo tierno no es por interés, si no que de verdad el tipo es atento. ¿Cómo darse cuenta? Someter el comportamiento a prueba u observar su historial en este tema. Un tipo atento, es reconocido por el mundo como tal y un engrupidor profesional, también se ha hecho una reputación.

Para la persona que engrupe, el mayor conflicto se presenta cuando se encuentra frente a un igual. Eso se transforma en una lucha de narcisistas y es difícil que termine bien, pero también es evidente que resulta incluso más atractivo para ambos porque se transforma en un desafío ¿Quién cae primero? Si es que alguien cae, porque puede ser que ambos sean demasiado ególatras y al ver que las condiciones del juego están parejas, mejor lo dejamos en un empate y nos retiramos de la cancha, sin penales y sin gol de oro. Para mí, no hay mejor ejemplo de esta situación que el clásico "Lo que el viento se llevó", que al contrario de lo que el mundo piensa, no es la clásica historia cebollenta si no la historia de dos personajes completamente narcisistas que se pasan toda la historia buscando que el otro caiga (por eso es una de mis películas favoritas).

Que quede claro, que mi intención no es decir que el proceso del "engrupimiento" sea una mala práctica, al contrario, es lo que hace sabroso el comienzo de algo entre dos personas, el juego de la conquista, que si la relación perdura recordarán siempre cuando les pregunten: ¿y ustedes, cómo se conocieron? Y uno termina contando la historia completita, aunque ni siquiera vaya al meollo del asunto. Y si no perdura, da lo mismo, se adquiere como experiencia, la cosa es estar consciente de lo que está sucediendo y por tanto, reconocer el papel que uno juega: de engrupidora o de engrupida.

1 comentarios:

D-mitri dijo...

muajajaja... creo que no soy del tipo egolatra, soy el tierno por naturaleza xD.

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