Ex: Todo un tema

Cuando uno habla del ex, todo depende de cómo terminó la relación. Si la que salió perdiendo fue una, el despecho sigue hablando aunque ya no sintamos nada por él. En cambio si nosotras salimos invictas, es fácil recordar la relación como linda y a él como a un gran pololo. Sin embargo, ¿Qué pasa cuando nos encontramos con él?

En esa situación creo que independiente de cómo haya terminado todo, una siempre quiere verse estupenda, cosa de demostrar “fue lo mejor que me pudo pasar” o “fue la mejor decisión que tomé”. Y lo mejor de todo, es cuando a una le está yendo bien. O sea estás bonita y más exitosa de cuando estabas con él, eso alimenta el amor propio, indudablemente. Obvio que tiene un sabor especial, cuando las cosas terminaron mal para una y sobre todo si uno ve al ex sin ningún tipo de evolución o más bien, es como si hubiese vuelto a ser un neanderthal y ahí uno piensa “¿en que habré estado yo que andaba con este engendro?”.

Pero todo mal, si es una la que va con la peor pinta, la peor cara y te encuentras con él y su gloriosa novia nueva. PLAF! Dos opciones: o la mina es feita y una se pregunta que le vio o una solidariza con ella, porque es muy linda para él. Y luego de conversar (si hay tiempo), te pregunta: y tu? Estás pololeando? Si estás pololeando, lo dices y punto. Pero si no, una cae en el cuestionamiento de si será muy loser adimitir que no es así y se busca la salida más digna: “No tengo tiempo” o en la mentirita blanca y nos inventamos tremendo pololo, casi perfecto (nunca caer en el error de comparar evidentemente).

En conclusión, creo que encontrarse con el ex es importante, porque es fundamental para el amor propio: puede ser una inyección de ego a la vena o una patada enorme a tu autoestima. Y por otro lado, para quienes no cerraron nunca bien el circulo, sirve para terminar con las fantasías en la cabeza. “Fue tan distinto nuestro amor y duele recordar como todo, todo terminó” No son más que recuerdos y no todo tiempo pasado fue mejor